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  • Foto del escritorFelipe Londoño

La esencia del Evangelio de Jesus

Juan 3:16 es un versículo bíblico que encapsula la esencia misma del evangelio de Jesus y contiene profundas verdades que merecen nuestra reflexión. Siguiendo el estilo del teólogo y predicador John Piper, podemos adentrarnos en una reflexión teológica y emocional sobre este versículo:


"Amados hermanos, cuando nos detenemos a contemplar las palabras de Juan 3:16, somos confrontados con la magnitud del amor de Dios. En este versículo se encuentra el corazón mismo de la redención divina, la promesa de vida eterna y la expresión suprema de amor sacrificial.

Consideremos la primera parte: 'Porque de tal manera amó Dios al mundo'. ¡Qué maravilla y misterio insondable es el amor de nuestro Dios! Su amor no es limitado, ni condicional, ni merecido. Es un amor que trasciende nuestra comprensión y abarca a toda la humanidad. No es un amor que se basa en nuestra bondad o merecimiento, sino en la abundancia de su propia gracia y misericordia.


La segunda parte nos dice: 'que ha dado a su Hijo unigénito'. Aquí encontramos el acto supremo de entrega divina. Dios, en su amor infinito, envió a su Hijo unigénito, Jesucristo, al mundo para que cargara con nuestros pecados y nos reconciliara con Él. El sacrificio de Cristo en la cruz es la manifestación máxima del amor redentor de Dios, donde la justicia y la misericordia se encuentran en perfecta armonía.


Continuando, se nos dice: 'para que todo aquel que en él cree no se pierda, sino que tenga vida eterna'. Aquí radica la respuesta a nuestra condición pecaminosa y perdida. La fe en Jesucristo es el medio por el cual recibimos el regalo de la vida eterna. No es por nuestras obras o esfuerzos propios, sino por la gracia de Dios manifestada en la obra salvadora de Cristo en la cruz. Creer en Él es ser transformados, es recibir el perdón y la reconciliación con Dios, y es experimentar la vida eterna en comunión con nuestro Creador.


Hermanos, ante este glorioso versículo, somos llamados a maravillarnos y responder con gratitud y humildad. Somos desafiados a vivir vidas que reflejen el amor sacrificial de Dios, a compartir este mensaje de esperanza con aquellos que nos rodean y a crecer en nuestra relación personal con Jesús.


Que nuestras vidas sean testimonios vivientes del amor de Dios manifestado en Juan 3:16. Que nuestra fe sea fortalecida y que vivamos con una pasión renovada por compartir el evangelio y mostrar el amor de Dios en todas nuestras acciones y palabras. Que Dios sea glorificado a través de nuestra respuesta al don insondable de su amor eterno."



Devocionales cristianos | Felipe Londoño
Devocionales cristianos | Felipe Londoño

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